Extractos 3 de noviembre - Benito y Antonio
3 de noviembre de 2023
“….no es lo mismo trabajar en una azucarera que ser azucarero….” - así resumía Benito su experiencia en los casi cuarenta años de fábrica.
“….yo entré con 14 años….mi padre y mi abuelo trabajaron en la azucarera…nosotros somos la tercera generación…. –Antonio, su compañero de trabajo, asentía en el relato con la cabeza – “….yo también entré con 14 años y soy hijo de azucarero…”
La fábrica les vio crecer. Entre sus muros y sus máquinas se hicieron adultos. Allí conocieron las picarescas del hambre, el cuarto de los pájaros, el eucalipto del amor…. Allí desarrollaron sus cualidades y valores profesionales…su inteligencia, su fuerza, sus destrezas, sus manos, su cuerpo.....sus emociones y sentimientos, sus éxitos y fracasos, sus cabreos y sus rebeldías…..todo el color, todo el sabor y todo el valor del azúcar fueron su creación, su autoestima y su orgullo.
En todo su relato no hubo ni un ápice de negatividad ni siquiera en el siniestro de la explosión…..,,A Benito se le tensó la cara y su mirada quedó fija, los ojos le brillaban….
“…dejadme que os lo cuente….yo fui el responsable de aquel goterón que se desplomó de mi electrodo cuando soldaba al interior de la caldera….prendió la bolsa de gas que, inflamada, ascendió por aquel cilindro de dos metros y medio de diámetro y otros cuantos de altura….la deflagración fue inevitable, su explosión se sintió en todo el barrio, desconcierto, pánico, nos llovían chirlas de fuego que nos provocó heridas en la cara, en todo el cuerpo…..fue horrible…aquel día volvimos a nacer…”
^ Benito apunta a que no se trataba de una caldera, sino en una columna destiladora denominada C-40 y su prolongación C-540
Hubo un cierto impasse en el relato, décimas de segundo de silencio….
“….cuando el director, D. José Luis Herrán, se personó en el lugar del siniestro… me temí lo peor. Era consciente de haber sido el causante de aquel desastre. Se acercó a mí….
….¿cómo estás….te duele?....vete a la enfermería que curen esas heridas….”
“Ni un reproche, ninguna reprimenda …el señor Herrán era una un hombre que imponía seriedad y disciplina en la cadena de mando de la fábrica pero a nosotros nos trataba con respeto, sabía colocar a cada quien en su sitio. A la semana de aquel accidente nos felicitó porque gracias al siniestro el seguro haría una caldera mayor y mas moderna….”
“Aunque no eran trabajos de alto riesgo si teníamos que trabajar a altas temperaturas y en procesos que requerían habilidad y mucho atención, Las calderas, los secaderos, las torvas, las descargas hidráulicas….En campaña las jornadas eran de doce horas y eran muy estresantes.
“Pero la azucarera no solo fue nuestro trabajo, fue nuestra infancia…” Sobre plano, nos contaba Antonio, donde estaban las escuelas, la capilla, el economato, las huertas, la casa de los jefes, los pisos de la azucarera
“….algunos hicimos aquí hasta la primera comunión “….
“La azucarera fue nuestra vida y fue el alma del barrio, de San José. Cuando la derribaron perdimos nuestras raíces. Fue un Trauma…”
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