4.4 Comercio con los subproducto de la azucarera: pulpa y alcohol
No vamos a entrar a fondo en lo que supuso para la azucarera la comercialización de los subproductos que generaba. Prácticamente, hay dos subproductos: la pulpa y el alcohol.
Hasta mediados de los años sesenta, a partir de los desagües de la fábrica, era común ver en el arroyo Almonázar una gran cantidad de personas que, mediante diques en su cauce, conseguían un jornal bastante digno. Los hombres, metidos prácticamente hasta la cintura en agua, se afanaban por sacar la gran cantidad de pulpa que era desechada por la molienda. La remolacha, como se ha explicado en el apartado del proceso producción del azúcar, una vez hervidas sus fibras y tras una serie de manipulaciones mecánicas y químicas, se conseguía un líquido que era el que contenía el azúcar, el oro blanco de la época. Al haber sido explicado con detalle el proceso de obtención de dicho azúcar, mencionaremos el destino dado a la pulpa sobrante.
Parte de ese sobrante era secado y ensacado para su venta al por mayor o bien vendido en verde. No obstante, una parte muy importante se perdía con los desechos líquidos y era vertido al arroyo Almonázar en la zona cercana a lo que hoy es la calle Écija. Como se ha expuesto anteriormente, mediante diques, los hombres rescataban la pulpa e iban depositandola en la orilla para cargar carros que la transportaban para que los vaqueros de San José la sirvieran como alimento a sus vacas. Lógicamente el precio que conseguían de los que la extraían la pulpa del arroyo era muy ventajoso para los ganaderos y, además, suponía un buen jornal para los pulperos.
El tiempo, el análisis y el deseo de conseguir mayores ganancias, hizo que la Azucarera fuera mejorando sus instalaciones hasta conseguir que el 100% de la pulpa fuera comercializada directamente por la empresa.
Pero no es en sí la pulpa el subproducto que mayores beneficios dio a la Azucarera. El tapado de las ganancias fue siempre el alcohol. El alcohol, obtenido, como se ha expuesto ya en este volumen, de las melazas o sobrante de los líquidos del proceso para la obtención del azúcar, era fermentado hasta conseguir alcohol. Era frecuente ver los convoyes de vagones cisternas aparcados en las vías “muertas” de la estación de San José esperando ser introducidos y descargados para su trasformación en Alcohol.
El alcohol era un producto muy solicitado por las bodegas andaluzas hasta el punto de que era frecuente, sobre todo una vez finalizada la campaña azucarera, ver decenas de camiones cisternas haciendo turno para llenar el tanque destinado a ello, del preciado líquido. Y los precios eran tan ventajosos para la empresa azucarera que hay muchas personas que sostienen que las ganancias de la fábrica se materializaba en este Subproducto. No era en sí el azúcar ni la pulpa lo que daba beneficios a la empresa, ya que con la venta de estos dos productos, se cubría, eso sí sobradamente, los costos de todo el proceso. Hay varias personas, conocedores del tema, que sostienen con mucho fundamento que los beneficios repartidos entre los socios de la compañía, se debían directamente a la producción y venta del alcohol.
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